martes, 12 de abril de 2011

EDAFOLOGIA.

Los suelos de esta zona son principalmente pardos, arcillosos y erosionables; no muy ricos en humus. Sus horizontes se encuentran claramente diferenciados. El cultivo en ellos es escaso, sobre todo se plantan gramíneas, pero no son suelos muy aprovechables (debido al alto contenido en arcilla que poseen). De ellos podemos recoger algunas muestras para un posterior estudio más detenido en el laboratorio y en campo podremos ver sus horizontes, algo que pido describan mis alumnos.

Sus horizontes son:

A: formado por los musgos, líquenes y gramíneas (poco humus) al descomponerse.

B: es el más abundante, también denominado horizonte de lavado. De color marrón y de variado espesor, aunque en los pinares alcanza unos 40 a 100 cm.

C: roca madre: la arcilla.

Normalmente el suelo varia entre las Rendzinas y las Tierras pardas, ello se puede distinguir fácilmente si observamos que cuando el horizonte de materia orgánica acumula hojas y materia orgánica en algunos centímetros y la roca madre no aflora, sino que la cubre un horizonte B de un cierto espesor, estaremos en las Tierras pardas (normalmente en los pinares y encinares), pero cuando el suelo carece de horizonte A ó el B esta ausente en algunas zonas, es una rendzina o xerorendzina.

¿Qué podemos hacer con el suelo? Muchas son las actividades susceptibles de hacer sobre el suelo, entre ellas además de realizar las anotaciones pertinentes, una ficha sobre sus características les permitirá desarrollar su capacidad de observación. Tal ficha[1] puede hacerles anotar las características de cada horizonte (A, B y C), el color, el aspecto y la constitución de cada uno, la vegetación que lo cubre, el tipo de suelos, así como los resultados de los análisis que de el podemos hacer.

En cuanto al análisis se puede determinar el Ph del suelo, con un “Phmetro” o simplemente depositando una tira de papel PH, sobre el agua destilada que moja el suelo en proporción 1/1 (es una prueba muy simplificada, lo mejor es usar el aparato que cuesta desde unas 1.500 pts.). De la misma manera se puede medir del suelo la presencia en carbonatos usando un aparato de laboratorio para hacerlo o con reactivos químicos, como usando ClH al 10 % y al 30 %, que identifican la presencia importante en el primer caso y en cantidad próxima al 50 % en el segundo. Igualmente se puede poner en evidencia la presencia de abundante materia orgánica si al añadir al suelo agua oxigenada este bulle por la presencia de peroxidasa, indicadora de la presencia de seres vivos.



[1] Guía Natural de los alrededores de la Ciudad de Alcalá de Henares de José Tortajada Perrote. 1986. Biblioteca del CPR de Alcalá.

El Medio Ambiente Alcalaíno. En Compluteca. 1992.

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